
La Biblia contiene aproximadamente 3,573 promesas. Hay promesas por ejemplo para recibir salud, ayuda espiritual; hay promesas de oración, de sabiduría, de fe, para la soledad, para el temor, promesas de autoridad sobre el diablo, promesas para la familia, el trabajo, los recursos, la protección, etc.
Es importante entender que el carácter de las promesas está íntimamente ligado al carácter del que promete. Dios es fiel, veraz e inmutable, por lo tanto, sus promesas son verdaderas y fieles. Dios no miente, no cambia, no se muda; lo que Él ha dicho lo hará, y no solo eso, sino que es PODEROSO como para hacer cumplir cada una de sus promesas sobre nuestras vidas, aunque todo parezca contrario.
Dios, en su manera de prometer, en la certeza que posee de no decepcionar jamás, revela su grandeza única:
«Él no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Cuando él dice algo, lo realiza. Cuando promete algo, lo cumple. (Núm. 23:19). NVI.
En él todas las promesas de Dios han llegado a ser un sí, y por eso precisamente decimos «Amén» en su nombre cuando damos gracias a Dios. (2 Co. 1:20).
Todas las promesas de Dios son Sí y Amén, es decir, son verdaderas. Cumplirá indefectiblemente cada una de sus promesas. Pero la misma Escritura dice que son sí y Amén en Cristo Jesús».
Una promesa de Dios es una declaración de parte de Él que lleva en sí el poder para cumplirse, siempre y cuando las condiciones se cumplan. Obedecer a la Palabra y esforzarse, ser valiente y no desmayar.
Nuestra ignorancia o pasividad en cuanto a las promesas de Dios puede determinar la calidad de nuestra vida. Si eres ignorante de las promesas, o pasivo en cuanto a ellas, jamás disfrutarás de los beneficios y bendiciones que buscas.
Cuando uno capta el potencial que existe en las promesas de Dios, y entiende que todo se puede desatar por fe, la vida cristiana se transforma de una rutina religiosa y aburrida en una vida de fe, victoria y triunfo.
Josué es un buen ejemplo, él fue un líder que no solo creyó las promesas que Dios le hizo, sino que obedeció, se esforzó y fue valiente, esto dio como resultado la conquista de una gran extensión de tierra al otro lado del Jordán y la derrota de treinta y un reyes y sus ciudades (Jos. 12:24). El epílogo de todo el libro de Josué se confirma en el capítulo 21 verso 45 que dice: Y ni una sola de las buenas promesas del Señor a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra. (NVI)
Este pasaje constituye un enlace con 1:6, subrayando el esquema teológico del narrador: Dios se mostró fiel al cumplir todas las promesas que le había dado a Israel. El cumplimiento de algunas de ellas tomó varios años, pero «todo se cumplió».
Sus promesas serán cumplidas según su calendario, no el nuestro. Sabemos que su Palabra es segura. Algunas veces nos volvemos impacientes, y queremos que Dios actúe de una determinada manera ahora. En cambio, debemos cumplir con fidelidad aquello que sabemos que Dios quiere que hagamos y confiar en Él en lo que respecta al futuro.
-Lic. Erick Chiapas / Decano de SETEGUA
ACCIONADORES DE PROMESAS