Es la misma pregunta que se hace una persona diagnosticada con alguna enfermedad, un matrimonio a punto del divorcio, una persona que ha sido víctima del rechazo, un niño que sufre la separación de sus padres, un anciano olvidado por sus hijos y al igual que muchos otros, tu y yo nos hemos hecho la misma pregunta, cuando el dolor es inevitable, el temor nos arropa, la tristeza es nuestro café diario y la incertidumbre de el mundo en el que vivimos cada vez es más evidente.
¿Qué sigue?