
Dichosos los que guardan sus estatutos y de todo corazón lo buscan. Salmos 119:2
Es bueno saber que Dios se deleita en la obediencia lo cual quiere decir que aunque no somos perfectos, debemos luchar constantemente para obedecer su palabra.
El modelo a seguir es Jesús, la obediencia a Dios es muy importante en nuestro crecimiento espiritual, recordemos que nunca nadie llegará a santificarse lo suficiente hasta el grado de obedecer siempre la ley, pero podemos honrar y mantener la obediencia a Dios reflexionando o meditando acerca de las palabras de Jesús.
Le contestó Jesús: El que me ama, obedecerá mi palabra, y mi Padre lo amará, y haremos nuestra vivienda en él. Juan 14:23
Pensamos que obedecer la palabra de Dios es muy difícil pero no debemos olvidar que es el Espíritu Santo quien trabaja en nuestro corazón y lo que debemos hacer es buscarlo constantemente. Jesús les dijo a sus discípulos que Él enviaría al Espíritu al mundo para “convencer al mundo de pecado, de justicia, y de juicio” Juan 16:7-11. Todo el que ha tenido la bendición de aceptar a Jesús en su corazón, tiene una “conciencia de Dios,” ya sea que lo admita o no, porque el Espíritu aplica las verdades de Dios en nuestra mente y en nuestro corazón.
Una vez que somos salvos y pertenecemos a Dios, el Espíritu hace su morada en nuestros corazones para siempre. Jesús envió al Espíritu como una “compensación” por su ausencia, para llevar a cabo las funciones que Él hubiera hecho en nosotros si continuara físicamente en este mundo.
La presencia del Espíritu dentro de nosotros nos permite comprender e interpretar la Palabra de Dios para poder ser obedientes y que todo lo que hagamos sea agradable para Él.
Jesús les dijo a sus discípulos “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad” Juan 16:13.
Él revela a nuestras mentes todo el consejo de Dios, como lo relacionado con la adoración, la doctrina y la vida cristiana. Él es el guía fundamental, que va delante de nosotros, mostrando el camino, removiendo obstáculos, abriendo el entendimiento para que logremos conducirnos conforme a su voluntad.
El conocimiento de que el Espíritu Santo de Dios ha hecho su residencia en nuestras vidas y nunca nos dejará o desamparará, es una verdad que causa gran gozo y consuelo.
¡La obediencia te conduce a las bendiciones que Dios tiene para ti!
Sinia de Hanser
Estudiante Tercer Año De Teología
SETEGUA
Cuando tu mayor anhelo es agradar a Dios debes permitir en obediencia que el Espíritu Santo te guíe en todo lo que hagas