
Cuantas veces ha recibido noticias inesperadas que le sacuden, que le hacen sentir que ha perdido el control, se siente sin esperanza, sin dirección y tiene la sensación de caer a un vacío sin final, en ese momento siente una presión en su pecho que le paraliza. Su visión se nubla, el corazón cae en pedazos y la esperanza se derrumba… ¿Ha estado ahí? Todos en algún momento de nuestras vidas hemos estado en ese lugar, donde nos sentimos como anestesiados de dolor y nos llevamos las manos a la cabeza y nos preguntamos ¿Qué voy a hacer? ¿Qué va a pasar? ¿Cuándo terminara este dolor?…
Muy frecuentemente cuando estamos pasando una crisis o alguien cercano, les expresamos o nos expresan frases como: ¡Todo va estar bien! ¡Lo mejor esta por venir! para darle ánimo.
Y me puse a pensar: ¿En qué nos basamos cuando le decimos a alguien este tipo de frases? Inmediatamente vino a mi mente que la única manera de saber que todo va a salir bien; depende de: ¿En qué? o ¿En quién? estoy poniendo mi confianza.
Cuando era un niño recuerdo que pude ver un dibujo de Jesús en el huerto del Getsemaní, El estaba de rodillas con sus manos entrelazadas con mucha paz orando, pero cuando crecí y leí detenidamente la misma historia contado en los evangelios esa imagen se derrumbo.
Mateo dice: Les dijo: «Mi alma está destrozada de tanta tristeza, hasta el punto de la muerte. Quédense aquí y velen conmigo». (Mateo 26:38)
Marcos dice: Se adelantó un poco más y cayó en tierra. Pidió en oración que, si fuera posible, pasara de él la horrible hora que le esperaba. (Marcos 14:35)
Lucas dice: Oró con más fervor, y estaba en tal agonía de espíritu que su sudor caía a tierra como grandes gotas de sangre. (Lucas 22:44)
Al tener estos relatos de las palabras de Jesús ¿Cómo se imagina que se podía sentir?
Vamos a profundizar más para que podamos tener una imagen mas clara de lo que sentía en ese momento, el sentía tanto miedo, tanta angustia que sangro. Los médicos describen esta condición como hematohidrosis. La ansiedad grave provoca que se liberen elementos químicos que rompen los capilares en las glándulas sudoríficas, haciendo que sus fluidos como el sudor puedan estar teñidos de sangre.
¿Imagina el hijo de Dios sintiéndose así? Y sabe que es lo más profundo de su amor, que lo dejo escrito para que pudieran ser participes de lo que El estaba pasando en ese momento, pero ¿Por qué? Por dos mensajes que quiero darte y recuerde en los momentos de desesperación que pueda enfrentar:
- Nosotros tendemos a disfrazar nuestros miedos, ocultamos el dolor, a la falsa fachada de que todo esta bien, pero Jesús fue tan auténtico que nos lo cuenta para decirnos: ¡Yo entiendo tu desesperación!
- Cuando Jesús empezó a sentir estas emociones el corrió al Padre, entrego sus cargas ahí, no fue con su madre, no corrió con sus discípulos, no convocó a una reunión de oración, todo podría ser correcto, pero para el no había nada más importante como correr a los brazos de su Padre….
Nosotros tenemos la tendencia a correr primero al bar, a las drogas, al consejero, al dinero, al libro de autoayuda o al vecino. Pero JESÚS no. El al sentir desesperación, temor, dolor corrió a su Padre en los cielos…
¿En quién esta su esperanza?
1 Pedro 5:7 Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.
Mateo 11: 28 Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.
Pastor Alex Méndez / Conectando Vida
@alexmendezt
¿Desesperado?