¿Cuantas veces hemos recibido noticias inesperadas? Vienen de todos tamaños, formas y no respetan muchas veces nuestras agendas. Muchos de estos sucesos nos hacen subir a una montaña rusa de emociones que nos dominan y varias veces nos descomponen.
Una de las cosas que me costo al iniciar una relación con Dios era el rendirme. Siempre tuve la idea que ser cristiano era sinónimo de ser débil, y este concepto incremento cuando empecé a lograr muchas cosas en mi vida, abracé la idea que yo podía solo, que cualquier cosa que pasara yo tenia la inteligencia para enfrentarla, cualquier situación difícil y así empezó mi caída en el abismo del egocentrismo, del dolor y del odio.
Sucesos Inesperados